miércoles, 29 de noviembre de 2017

Nosotros caminamos en sueños, de Patricio Pron




Un extraño grupo de soldados van a luchar a una guerra que no entienden en unas islas cuya ubicación geográfica desconocen frente a unos enemigos que ignoran para la gloria de una patria que les trae sin cuidado. Más tarde se nos aclara que son ingleses y que están en las Malvinas jugando a la guerra, aunque esta especificación tanto a Pron como a sus lectores debería darnos un poco lo mismo. La brigada está compuesta por nuestro narrador (un soldado más), el tiránico sargento Clemente S (al que le gusta amenazar con fusilar a todo el que le pise), el cínico intendente Morin (que solo mira por su bolsillo), los soldados O'Brien (incapaz de acatar una orden sin que se la justifiquen, porque lo que busca en la guerra es vengar la muerte de su padre y quien gane le da igual), Sorgenfrei (que cree que no le disparan a él porque algo así no tendría sentido), Moreira (que tiene la complicada misión de proteger al kamikaze de Sorgenfrei, ya que así se lo habría prometido a su esposa), el Capitán Mayor (que se dedica a degradar a todo el que le cae mal por ningún motivo aparente), el Capitán Principal (que se dedica a lamerle el culo al capitán anterior, aunque le sale el tiro por la culata la mayor parte de las veces) y así hasta completar un alucinado abanico de sujetos variopintos que a modo de parodia simbolizan la absurdez de la guerra y que esta está llevada a cabo y continuada por los más imbéciles y los menos empáticos seres humanos que caminan sobre la faz de la Tierra. Lo curioso es que está visión tan exagerada de los personajes es de dudosa credibilidad, ya que el narrador sufre un tiro en la cabeza y tras la extirpación de parte de su cerebro por un doctor (el doctor Doctor) que parece no tener licencia, ni anestesia, ni camillas, ni preocupación por la higiene, se queda bastante grillado.

La novela trata un tema muy polémico y muestra una visión muy tajante del mismo: la guerra como espacio de mercantilización donde las vidas de los soldados y los civiles no importan si con sus sacrificios unos pocos interesados que ostentan el poder pueden lucrarse económicamente. De ahí se entiende que el intendente Morin prostituya a menores para robarles los salarios a los soldados o que se vendan los combates como espactáculos donde pueden venir civiles sonrientes desde países remotos como Japón a pasar las vacaciones de verano echando fotos en primera línea. Morin lo deja claro en alguna ocasión: "esto no es el ejército, esto es una empresa capitalista de guerra", a lo que el narrador sólo podrá protestar y desde la impotencia afirmar lo inegable, que todo lo que ven y todo lo que pisan es una puta mierda. Encerrados en una trampa, en una mentira voraz, en una traición majestuosa, nadie tendrá la posibilidad de escapar de su triste y paradójico destino.

Nosotros caminamos en sueños es una novela bélica de Patricio Pron en clave de humor que constituye una reformulación de una historia anterior que él había titulado como la sabia reflexión de su narrador: Una puta mierda. Más allá de la calidad literaria creo que es bastante obvio que un libro que se llama Una puta mierda no hace un buen marketing de sí mismo. Mucho más hermoso y puede que hasta cursi se siente el moderno título de esta versión mejorada, según el autor, aunque no definitiva de la misma historia. De Pron había leído hace un par de años La vida interior de las plantas de interior y me quedé conquistado por esa facilidad para la frase larga y esa gestión de la ironía tan fluída que podría apreciar en aquellos relatos. A día de hoy lo sigo teniendo como libro de cabecera y de vez en cuando releo algunas de las historias que más me habían entusiasmado, entre las que destacaría Algo de nosotros quiere ser salvado y Algunas palabras sobre el ciclo vital de las ranas. ¡Auténticas maravillas! Así que desde ese día siempre he querido volver a leer algo de Pron, aunque por unas cuestiones u otras nunca había podido. Con este Nosotros caminamos en sueños me desquito una espinita clavada, pero también me llevo un tremendo desencanto, porque su mensaje es muy necesario y como novela está entretenida, pero hasta cierto punto. El humor es muy repetitivo y por simplón acaba cansando demasiado pronto. Yo al menos me he quedado con la sensación de haber leído el mismo chiste en 120 páginas. Cincuenta o sesenta podrían haber tenido un pase, pero lo demás sobraba y mucho. Y al final remonta algo, aunque no lo suficiente como para dejarme un buen sabor de boca. Tenéis otra reseña en Culturamas, donde comparan al libro con auténticas obras maestras y alaban a Pron como si fuera el sucesor de Coetzee o Buzzati. Hay gente para todo.




4 comentarios:

  1. Pues voy a vampirizar tu experiencia con Pron para buscar La vida interior de las plantas de interior y olvidarme de ésta que reseñas hoy. Fíjate que acabo de leer la reseña y ya ni me acuerdo del título, ¡bárbaro!

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    1. Me parece perfecto, Cities. Este también me servía un poco de escusa para recomendar el otro de forma más indirecta. Era (y sigue siendo) un conjunto de relatos muy bueno, donde por lo menos esos dos que destaco me parecen casi magistrales.

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  2. Tienes razón: es alucinante que se compare esta novela bastante mediocre con obras maestras como el desierto de los tártaros, de Buzzati, que es muchisimo mejor que la otra mencionada, la de Coetzee y su espera de los barbaros de Kavafis...Y bastante grotesco que para denunciar que las guerras son malas en general haya que escribir una grotesca novela..¿O no?

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    1. Tanto como mediocre yo no diría que es. Lo que no es seguro es una genialidad y las comparaciones de Culturamas aquí me parecen tan exageradas como a ti. Yo creo que "Nosotros caminamos en sueños" es entretenido a unos ratos y desesperante a otros ratos. Le sobran muchas páginas, pero entiendo que haya quien pueda disfrutar de su lectura. He leído obras mucho peores, créeme. Un saludo.

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